Entre Heidegger y Wittgestein


El presente escrito es simplemente un esbozo de un pretendido análisis del texto “Heidegger y Wittgestein. El ser, la angustia, el habla y el silencio” de Martha Massa. En él, no se intenta esclarecer totalmente el modo en que cada uno de estos pensadores define y da concresión a complejos conceptos y elaboraciones, sino primordialmente mencionar cuáles son los asuntos más relevantes en la discusión propuesta por Massa entre uno y otro. 
 
Hay varios tópicos o temas que se plantean aquí y que necesariamente requerirían de un más profundo abordaje para ser por completo desarrollados y comprender así tanto la postura de la autora, quien aparentemente pretende establecer una clara distinción, a pesar de las relaciones que se según ella se evidencian entre ambos autores, como la concepción de los mismos frente a dichos temas.
Por un lado está el asunto del lenguaje, que para Heidegger permite concebir aquello que es esencia, aunque no logre dar cuenta completamente de la naturaleza que configura, estratifica y estructura al ser; porque lo ontológico sólo es susceptible de ser percibido mediante un acercamiento desde el espíritu, no de la razón.
Para Wittgestein, el lenguaje no es tan limitante, a pesar de estar sometido a las reglas de la lógica, en tanto por él se permite al ser humano ingresar en el campo de las ideas, yendo más allá de lo descriptivo, inaugurando a partir de los conceptos un espacio para la contemplación de la realidad, aun cuando todo enunciado en sí carezca de un sentido absoluto, puesto que no es posible escapar a la falta de sentido; el verdadero límite del lenguaje reside justamente en tratar de superar esa carencia implícita a la pregunta ontológica, pues el lenguaje no es más que un recurso.  En este sentido es que habla de la angustia como la única vía posible para el hombre de establecer esa línea divisoria entre lo espiritual y lo racional, tramitando a través de ese sentimiento la certeza de su imposibilidad de comprender mediante el intelecto ciertas verdades. 
De esta manera se llega en el texto a otro de los temas críticos en que ambos filósofos disertan respecto al problema ontológico primordial: la pregunta por el ser. En el texto se plantea tal vez de modo más tácito que en torno al lenguaje, la convergencia de ambos pensadores respecto a éste: en suma, algo anterior a la posibilidad del lenguaje, algo que en Wittgestein podría equipararse a su percepción de la ética como elemento intrínseco al mundo, es previo a toda comprensión epistemológica, y ese algo, aunque bajo denominaciones distintas en cada uno, es el pre-sentimiento del ser.
El planteamiento quizá más fuerte del texto, es el referido a la intencionalidad que subyace en ambos respecto a la orientación que deben tomar ciertas cuestiones en la filosofía. Mientras para Heidegger la filosofía debe preguntarse de otra manera por temas como la lógica o el ser, deconstruir lo elaborado hasta el momento para construir algo totalmente nuevo, para Wittgestein es parte del sinsentido interrogarse por ellos, pues hay problemas fundamentales cuya solución es, paradójicamente, que no hay respuesta.  

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